sábado, 21 de junio de 2014

Se me escurrió el tiempo soñando

Después de haber transcurrido más de un año sin publicar, aquí les traigo algo que escribí en enero del 2012 y que traspapelado en mi correo hoy se me ha tropezado. Valía la pena recordar esos días donde el estupor de la muerte me respiraba en el cuello y yo volaba sin permiso, ignorándola en mi dulce agonía,

Espero les guste,

Sin más,

Se me escurrió el tiempo soñando 
6:00 a.m. 

Despertando con el sueño de una tarde detenernos el tiempo para volar hasta no poder ir más alto, para que juegues con mi cabello si eso te complace, para atraparte entre mis sábanas, para extrañarte a morir cuando te vayas. 

Y hacernos uno solo con el aire para respirarte suavemente hasta consumir el deseo clandestino que nos une, que me quites el vestido y nuestra ropa interior sobre el piso sea testigo de cómo quererte en tangente, de cómo existir en gerundio, siendo, estando, amando, perfeccionando esa técnica de grabarte los besos en la memoria y en la piel con tinta indeleble, de tocar las notas de tu cuerpo, de viajar a otros universos unidos en la mordida de mis labios. 

Que me robes el olfato para hacerme más agudo al tacto y sentirte en el instinto, más primitivo. Para deslizar mis uñas sobre tu espalda dejando el sello de que te quise solo por mí, de hacerme volátil mientras tu lengua juega entre mis piernas, con tus manos abrazando la redondez de mi pecho. 

1:00 p.m. 
Se terminó el día, marea tu ausencia. 

6:00 a.m. 
Levantarme para ponerme tus recuerdos de pantuflas, cepillarme los dientes imaginando tu sonrisa y vestirme deseando que me arranques la ropa, desayunando con los besos que dejaste ayer por la noche extrañándote incluso mientras dormía. 

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